Cuando hay mucho en juego, tenemos que saber cómo ser...
…urgentes
…enfocados
…súper diligentes
…rápidos
…con máxima prioridad
…¡y ahora!
Todo eso está bien. A veces necesitamos correr. Lo inesperado puede surgir y surge, y tenemos que estar tranquilos bajo esa presión mientras aceleramos al máximo. Hay pocos diferenciadores más grandes que la capacidad de realizar nuestro mejor trabajo rápidamente y bajo presión.
Pero frenético es algo completamente distinto.
Frenético comunica ansiedad y miedo.
Frenético pone a todos a la defensiva.
Frenético dice “estamos en un gran problema” y activa la amígdala.
En ese lugar reactivo, no podemos producir nuestro mejor trabajo y nuestros vínculos mutuos se debilitan. Es un lugar terrible para estar.
Piénselo: al final de un sprint, podemos sentirnos agotados, pero también estamos orgullosos.
Y al final de un sprint que hicimos juntos, nos sentimos más cerca unos de otros.
Mientras que al final del frenesí, simplemente sentimos alivio de que haya terminado y esperamos que nunca vuelva a suceder.
Si estás en una posición de autoridad, sin importar el contexto, nunca podrás estar frenético y nunca podrás comunicarte de forma frenética con tu equipo.
Artículo original: Frantic.