Isabel Allende: la vida como materia prima de la literatura
En una conversación íntima y luminosa, Isabel Allende —una de las voces más leídas y queridas de la literatura en español— nos invita a mirar la vida con la misma intensidad con la que ella escribe: con memoria, pasión y rebeldía. En su charla con Aprendemos Juntos 2030, Allende despliega no solo su trayectoria como escritora, sino también su filosofía vital, tejida con humor, feminismo y una profunda conciencia del paso del tiempo.
La memoria como territorio narrativo
Para Allende, la escritura nace de la memoria. No se trata de una reconstrucción exacta de los hechos, sino de una reinterpretación emocional: “La memoria es frágil, pero es lo único que tenemos para contar nuestras historias”. Su obra, atravesada por la historia de Chile, el exilio y la pérdida, es también un acto de resistencia frente al olvido.
El feminismo como brújula
Con la claridad que la caracteriza, Allende afirma que el feminismo no es una moda, sino una necesidad histórica. Habla de su madre, una mujer brillante atrapada en los moldes de su época, y de cómo esa experiencia marcó su compromiso con la equidad. “Falta mucho para tener un mundo verdaderamente igualitario”, dice, y su literatura —poblada de mujeres fuertes, complejas y libres— es prueba de ello.
La escritura como oficio y salvación
Allende no romantiza el acto de escribir. Lo asume como un trabajo riguroso, casi ritual: se sienta a escribir cada 8 de enero, fecha en la que comenzó su primera novela, La casa de los espíritus. Pero también reconoce que escribir la ha salvado del dolor, del duelo, del desarraigo. “Escribo para entender, para sobrevivir, para no volverme loca”, confiesa con una sonrisa.
Envejecer con sentido
Uno de los momentos más conmovedores de la entrevista es su reflexión sobre la vejez. Lejos de la nostalgia o el lamento, Allende habla del envejecimiento como una etapa de libertad: “Ya no tengo que demostrar nada. Puedo decir que no sin culpa”. Su mirada sobre el tiempo es una invitación a vivir con autenticidad, sin miedo al cambio ni a la pérdida.
Una voz que sigue encendiendo luces
A sus más de ochenta años, Isabel Allende sigue escribiendo, publicando y desafiando convenciones. Su testimonio no solo inspira a quienes escriben, sino a quienes buscan vivir con más conciencia y coraje. En tiempos de ruido y fugacidad, su palabra es un faro que nos recuerda que contar historias —las propias y las ajenas— es también una forma de sanar.