A menudo, muchas personas le dicen a otras “nunca cambies” cuando se sienten a gusto con esas personas; en cierta forma, esperan que esa persona sea igual al momento en el que la están conociendo o interactúan con ellas.
Sin embargo, tenemos que reconocer que no tenemos derecho a condenar a ninguna persona a permanecer igual el resto de sus días; desde el punto de vista biológico no es posible ya que nuestras células se están renovando constantemente.
Es mucho mejor que le digamos a esas personas: “¡Nunca dejes de aprender!”; esta frase es mucho más inspiradora y está llena de buenas intenciones para con esa persona.